Confianza en mis ángeles vestidos de blanco
Van pasando los días, y me voy recuperando. He dejado cosas atrás, y estoy empezando una vida mejor, con muchas ilusiones, con ganas de vivir. Soy feliz, llena de alegría y de vitalidad, todo esto gracias a confiar en mi doctor oncólogo, por ofrecerme los tratamientos que me han curado, a pesar de la agresividad que conllevaba, con fuerza y positivismo se puede conseguir y superar esta gran batalla. Los médicos me han dado seguridad y tranquilidad al saber que me estaban curando y matando todo lo malo que había dentro de mí, eso me hacía sentirme segura. No puedo olvidarme del equipo oncológico de enfermeras y técnicos del ICO, por el gran trabajo que hacen, y siempre con una sonrisa, son como ángeles.
Lidiando con el cáncer
En este año he descubierto nuevas emociones y sentimientos, he aprendido poco a poco a no tener miedo y a confiar en que todo va a salir bien, en que pronto volverá mi vida anterior, pero eso sí, con otra filosofía… y a partir de ahora empieza una nueva vida llena de vivencias y recuerdos que jamás podré olvidar.
Aprender a dejarnos cuidar
Unas de las cosas importantes para afrontar la enfermedad, es poder hablar del cáncer sin miedo, sin tabú. Conocerlo y saber de él, porque así seremos más fuertes. Para ello debemos tener una actitud positiva, quererte y dejar que los demás te ayuden. Dar y ayudar es fácil, pero pedir ayuda a veces es lo más difícil o sobre todo reconocer que la necesitamos. Cuando estamos enfermos a veces nos volvemos un poco egoístas en ese sentido. No nos damos cuenta de que nos tienden la mano, y que la podemos coger. Pero debemos de aprender a dejarnos cuidar y mimar.
También debemos de acordarnos de la gente que tenemos a nuestro alrededor, nuestros familiares y amigos, porque también sufren, tanto como nosotros. Debemos mostrarnos con una sonrisa, así nos ayudaremos mutuamente, todo será más fácil.
A por una nueva vida…
Cuando el tratamiento del cáncer ya ha terminado, esperamos que la vida vuelva a ser igual que era antes, pero no es así, algo ha cambiado, de entrada llevamos tatuado para siempre la palabra CÁNCER. Ser una superviviente de un cáncer a veces conlleva a tener el temor de que vuelva a regresar, pero debemos curarnos poco a poco esas cicatrices emocionales que nos ha provocado la enfermedad.
Unas de las preguntas que me hacía a menudo era:
¿Y después qué?
Pues, hay que vivir el día a día, cada minuto, olvidando el pasado y no pensar en el futuro, vivir el momento disfrutándolo al máximo. Cada día es un día de felicidad, existimos, por lo tanto vivimos. Desechemos las cosas que nos dañan y quedémonos con las que nos hacen felices. Así es como he decidido vivir, esta es, mi esencia de vivir.
Proyectos solidarios
Unas de las ilusiones de esta nueva vida, ha sido lanzar una campaña de bolígrafos solidarios de la Esencia de Vivir, y destinar todos los beneficios a la Fundación Oncolliga Girona. Crear este proyecto, poniendo mi granito de arena, con cariño e ilusión ha sido muy gratificante. Durante este trayecto solidario, he conocido a personas que están pasando por esta enfermedad, y hemos compartido emociones y vivencias sufridas con el cáncer. También he podido hablar con familiares y amigos que tienen algún ser querido relacionado con la enfermedad. Te explican sus temores, porque no saben cómo pueden ayudarles, ya que para ellos es un mundo desconocido. Y es cuando te das cuenta de lo mucho que también sufren las personas que tenemos alrededor.
Seguimos caminando…
Ahora continuo hacia delante, me quedan cuatro meses de tratamiento subcutáneo de Herceptin, y 5 años por delante de Tamoxífeno (pastillas hormonales), un cóctel que me provoca dolores musculares y un poco de cansancio, pero sé que estoy en la recta final, seguiré caminando…Tengo suerte.