La radioterapia

Facebook
Twitter
WhatsApp
Telegram
La radioterapia consiste en realizar sesiones diarias personalizadas. Se radia la zona afectada para asegurarse que no quede células cancerígenas.

Indice de contenidos

Ahora tengo que descansar unos días para seguir con el tratamiento. Mi oncólogo, me comenta que la segunda prueba del corazón que me he hecho al terminar la quimioterapia está bien y la analítica de sangre también. Me explica que cuando pase un mes empezaré la Radioterapia.

El 25 de junio, tengo mi primera visita con mi oncólogo radioterapeuta, es una persona muy simpática, abierta y comunicativa. Nada más empezar me hace un resumen desde el primer día que me operaron hasta acabar la quimioterapia. Mi tratamiento es combinado (cirugía, quimioterapia, radioterapia y los anticuerpos (HERCEPTIN) para controlar la proteína HER2) La radioterapia es para asegurarse que no quede ninguna célula cancerosa y actúa sólo en la zona donde se radia. Empiezo una nueva fase para mi curación.

Todo lo relativo al cáncer y sus tratamientos es muy complejo y difícil de explicar. Cada tratamiento es personalizado.

De una forma muy didáctica me explica que tengo programadas 25 + 8 sesiones, en total 33. Las primeras 25 serían por todo el pecho izquierdo, y las otras 8 sesiones solamente la zona donde fue extraído el tumor. Tengo que ir cada día, de lunes a viernes.

Cada sesión durará unos 2 minutos. Me recuerda que es muy importante una buena alimentación, beber 1,5 litros de agua diarios y ponerme crema hidratante.

También me van hacer un Tac de simulación, sirve para ver donde están exactamente el pulmón y el corazón, para no radiar esa zona. Se obtienen imágenes que las transfieren al sistema de planificación, donde se desarrolla el plan de administración del tratamiento. Estudian la posición en la que deberé colocarme estirada y que siempre será la misma cuando haga las sesiones de radioterapia, como referencia me tatúan unos puntos a cada lado y en medio del pecho y otro encima del ombligo, casi ni se notan, pero no se borrarán nunca.

Día 7 de julio, mi primer día de radioterapia. Voy más relajada que cuando fui a mi primera sesión de quimioterapia, estoy tranquila, más segura. Conozco el lugar, al personal sanitario y eso me ayuda, también mi oncólogo radioterapeuta me lo explicó todo al detalle y me transmitió mucha seguridad.

La sala de espera está al lado del Hospital de Día 2. Estoy esperando, hay unas puertas de acceso restringido de la que sale una técnico sanitaria, es muy agradable y simpática. Me explica el procedimiento a seguir, me entrega una tarjeta de programación y una bata que debo ponerme cada día en un vestuario individual y donde tendré que esperarme antes de pasar a la sala donde se aplica la radioterapia.

Vienen a buscarme, dentro de la sala de radio hace un poquito de frío, esa temperatura es para que la máquina no se estropee.

Me estiro en la camilla, y me colocan exactamente en la misma posición que estaba el día que me hicieron el tac de simulación, guiándose por los puntos tatuados que tengo. Las dos técnicos salen de la sala, a través de una cámara vigilan que todo vaya según lo previsto. Ponen en marcha la máquina que tiene un aparato que proyecta la radiación, primero lo dirigen a la derecha hace un ruido, se para, entran y cambian unas placas, vuelven a salir y después lo dirigen a la izquierda, hace otro ruido y ya está. Cada vez que se para la máquina, deja de emitir radiaciones.

El tipo de radioterapia que me aplican no me vuelve radioactiva, puedo entrar en contacto con normalidad con familiares y amigos, después de salir de la sala.

No he notado absolutamente nada, es como si te hiciesen una radiografía.

Cuando llevas unas cuantas sesiones, hay visita con enfermería de radio. Son personas cercanas, amables y muy humanas. Me han mirado el pecho, todo bien, a pesar de tener la zona muy sensible, especialmente la cicatrices de las operaciones de la mama izquierda y la que me hicieron para quitarme el ganglio centinela. También noto hinchazón y la piel un poquito roja, aunque no tengo descamación ni ampollas.

Día 11 de agosto, he terminado las 25 primeras sesiones, las que me han aplicado en todo el pecho, sólo me faltan 8 sesiones que van a radiar en la zona donde me extrajeron el tumor.

Ahora sí tengo la piel de la mama izquierda muy roja, especialmente la zona del pezón donde me ha salido una herida, tengo que ponerme una pomada para aliviar el dolor.

Día 17 de agosto, me recibe como siempre, con alegría y muy didáctico mi oncólogo radioterapeuta. Todo está bien, a pesar de tener la piel muy roja, no hay descamación ni ampollas y la herida del pezón está mejor. Me faltan 3 sesiones y cuando las termine, si todo va como hasta ahora, no tendré que visitarme más con él. Me ha comentado que tendré una sensación de fatiga, debilidad, agotamiento o una profunda falta de energía, es debido al tratamiento.

Hoy 20 de agosto, acabo de llegar a casa de mi suegra para dejar a Marc. En este viaje que estoy a punto de finalizar, mi suegra, ha sido el equipaje perfecto. Al momento recibo la llamada de Francesc, mi copiloto, me viene a buscar para acompañarme.

De camino al ICO, me parece increíble que mañana no tenga que volver, después de 33 días yendo a diario. Francesc va conduciendo, yo estoy ausente en mis pensamientos y mentalmente hago un repaso de todo lo que he pasado durante estos 8 meses, me emociono, incluso ahora escribiendo aquí delante del ordenador, porque jamás pensé que me pudiera pasar esto, pero por otro lado, agradecida por todo las cosas buenas que he aprendido a lo largo de este trayecto. Tengo suerte.

Al salir del vestuario y cerrar esa puerta, me invade una gran sensación de emociones, me contengo para no llorar, aunque es por alegría y felicidad. Subimos las escaleras y salimos fuera… ¡buaah! ¡Libre!

lucha contra el cáncer de mama

Femi Montero

Organizadora de eventos benéficos, campañas de recaudación y venta de productos solidarios.

Necesitas asesoramiento?

Contacta conmigo ahora!

Otros artículos interesantes